CONTRASTES (Y CON UN TRASTO)

¡Hola! ¿Cómo estáis?...  Ayer mismo todavía reinaba la bruma en la isla.

Me gusta esta foto porque me remite a un lugar de Asia, y no sé por qué.

Y la lluvia constante pero débil.

Un panorama inusual desde que llegué. ¡Las islas precisan sol!

Hasta que de repente, esta misma mañana... ¡EL FULGOR!

Y es que ayer todavía continuaba acatarrado. Pensaba continuar aislado en casa, hasta que me telefoneó mi tía, la que reside en la ciudad de Ibiza, así que me animé...

Esta imagen -tipo caseta de playa en Brighton-, no da una idea de la parada de autobuses de Sta. Eulalia, que no es más que un feo erial.

El trayecto hasta Eivissa dura unos 25 minutos. Hace dos años, durante una semana de estancia en septiembre, solía recorrerlo en bicicleta. Y de ida, era cuesta abajo.

La extraña melancolía que produce ver el mundo a través de las ventanas de los autobuses, en día de lluvia, como cuando iba al colegio...

Ente la lluvia, se distinguía la imponente Dalt Vila, fortaleza a la que, por cierto, aún no he subido...

Y bien, hoy cogí la bici y me largué a Cala Pada, donde ya he estado algunas veces, y de la que he hablado aquí. Con el sol, el mundo entero se regocija.

Eso sí, jamás os recomendaría los calamares de este lugar.

Es raro que ninguna cala de Ibiza se llame Cala Mar (o más bien es otra de esas tonterías que uno incluye en un blog, donde puede decir las cosas que le vienen en gana).

Lo mas interesante para mí de esta nueva actuación musical (charlé con la única componente femenina del grupo, llamada Marcela, quién me contó que se habían bautizado como "Lost Mountain Orchestra"), fue que el padre del violinista -muy brillante, por cierto-, se dedicaba a contemplar a su hijo con merecido orgullo.

Charlé un rato con este señor -aquí es sorprendentemente sencillo ponerse a charlar con casi todo el mundo-, y me dijo que desde pequeñito su hijo ya sabía mucha música, que le había mandado a Palma y a Barcelona a estudiar, y que él siempre venía desde Ibiza ciudad a verle tocar...

Orgulloso padre aplaudiendo...



Plas plas plas



Y la tarde hubiera seguido transcurriendo sin mayor novedad cuando, hacia las cuatro p.m., la rueda trasera de mi vehículo decidió pincharse...

(ppppppppfffffffffffffffffff...)

...Por lo que tuve que recorrer los dos km. y medio que me separaban de Sta. Eulalia a pie, y armado de ella. Resignación. Una hora y pico de trayecto.

Solo que el camino bordea la costa por un sendero harto estrecho.

A mi izquierda, el mar, idiota, el mar...

Y a mí derecha, diversas casas... O mansiones, por mejor decir...

...a cuya puerta uno puede encontrar accesos exclusivos al agua.

La variedad de matices del agua y del paisaje evitaban que me aburriera.

Por no hablar de los propios obstáculos del terreno...

Y es que al echar la vista atrás, casi te daba pena irte...

Y las propiedades dormían, mudas, deshabitadas, aguardando la época de vacaciones.

¿Véis cuán estrecho es?... A eso me refería.

Poco a poco se iba distinguiendo la costa de Sta. Eulalia...

Si me gusta tanto esta foto de aquí abajo, es porque me remite a una especie de ensueño:

Ensueño que el dueño de esta casa puede comprobar cuando quiera:

Al llegar a este punto, por ejemplo, me sentí un poco como Mowgli atravesando la selva (había que caminar con tiento, y despacio).

La mezcla de azul y verde siempre produce un efecto sedante. Al menos para mí.

Aquí ya se adivinaba la presencia de Playa Niu Blau...

Mesas y tumbonas a quien nadie hace caso.

De ahí proviene ese dicho, más tarde exportado a toda la península, de: "Te temo más que a un Niu Blau...".

Estos árboles parecen posar muy sensualmente para la portada de una revista de moda... para pinos.

Y a esas alturas me apeteció sentarme a leer un rato a Proust, a ver si recuperaba un poco el tiempo perdido.

Bueno, eso es todo por hoy. Esperemos que mañana vuelva a salir el sol en todas partes. Cuidáos mucho!!


Y en nuestra próxima entrega de "EL MAR, IDIOTA, EL MAR...!":

Seguimos en pos de curro...