miércoles, 27 de abril de 2011

LAS SILLAS EMANCIPADAS

Cuando tu acompañante, en una isla como esta, evidencia una comprensible expectación ante el estado del tiempo -con "T" mayúscula-, lo que uno desea entonces con todas sus fuerzas es que asome el sol, cualquier sol; y que sea de su agrado, y poder así compartirlo en su compañía.

 

No fue el caso, sin embargo, pues aquella gran "T" no hizo más que mostrarse, durante unos cuantos días, mohina y brumosa.




Cierta silla, emancipada de las demás, aguardaba sin embargo a esta persona, con el fin de otorgarle un lugar adecuado por aquí.




Y ella ocupó el sitio que le correspondía gentil y pacientemente...




Esta muchacha, ávida de descanso sobre una tumbona, de broncearse al sol, no esperaba enfrentarse a un marco tan bucólico, más propio de "Cumbres borrascosas" que de una isla del Mediterráneo.





Y juntos contemplabamos constante, silenciosamente, el mar, idiota, el mar. Como esperando, resignados, el advenimiento de algún huracán.






Y que aquellas mencionadas cumbres se despejaran.




Como animalitos desconcertados, nos mirábamos sin saber dónde meter tanto biquini y crema solar.





Y cómo no, destacar la gran disponibilidad de Esther para posar diligentemente ante una cámara (similar, por cierto, a la de algunos amigos comunes).

Y desde la cabeza hasta la planta de los pies.





Verdaderamente felina desde su nacimiento, tuvo la suerte de toparse en Cala San Vicente con un congénere muy particular...





...quien en determinado momento quiso prestarle una colita propia..




Y quien asimismo haya alquilado un coche, o recorrido la isla por doquier, habrá podido descubrir nuevas y surrealistas sillas emancipadas...

 



Aunque toda silla -emancipada o no-, cumple su función tan ricamente en Ibiza...



Y solo en Cala Benirrás -allá hacia el norte-, dí en descubrir un delicado mecanismo oculto:

Si uno aprieta una de las manos de la mencionada Esther Ramón...






...da en producirse determinado "Clic" y...

 (Boing!...).






Es bien sabido: un único día de sol en toda esta Semana Santa.

Es Cubells, situada al oeste, lo supo muy bien.









Con lo que a Esther comenzaron a motivarle, algo más sensiblemente, todos esos estímulos externos que iban registrando sus pupilas.






Y si la mismísima Cala D´Hort no lo conseguía, ¿quién podía hacerlo?...






(...Cala Carbó, tal vez).














(Esther, ahora que nadie nos escucha, por favor, quítate las gafas un momento...).














 (...y sonríeme un poquitín).


(así, así...; bien, y ahora mírame si puedes).


    (Oh, ¿ves qué bien?...).









Que tú sí eres un sol.





(¡Guau!...).



 Quería decírtelo.




 
(...Miau!).



¡Gracias por venir conmigo!

martes, 26 de abril de 2011

...DEL CRISTAL CON QUE SE MIRA


 Deseaba volver a verte de una vez, Madrid, Madrid, Madrid.

Inmerso en la misma quietud desde hacía dos meses, y en las idiosincrasias particulares de una isla donde nadie tiene prisa, contemplaba el mar -idiota, el mar-, justo una semana antes de Semana Santa, y me recordaba a una pintura de Max Ernst.







Cuando lo que yo necesitaba eran estímulos al mejor estilo de Goya.

Puede que tú no dispongas de mar, Madrid de mis entretelas, pero a quién le importa...




 Era tiempo de abandonar por un momento mis sandalias...




...y de decidir cambiar de gafas, rotas en esa misma playa, y así volver a ver las cosas de otra manera

(y ver, sobre todo, a la gente que quiero).






Que esta isla resquebrajada, en fin... que no es lo mismo...



                                                 




"Pasajero del próximo vuelo 5355 con destino Madrid embarquen por la puerta 7..."


"...y pronto se someterán, diligentes y sumisos, a todas las ridiculas exigencias y condiciones que los empleados de nuestra línea de bajo coste tendrán a bien someterles en apenas unos minutos. Muchas gracias".


¡MADRID!... (a apenas una hora de distancia).




Yo te aseguro que ni en Ibiza existe tu luz.




Ni tus fachadas...




 Ni que nadie se achicharra de calor como aquí, envuelto en trajes de Bob Esponja, en el mismo centro de la Puerta del Sol...




Ni se casa vestido de soldadito de plomo en plena Calle Mayor...




Ni se desfila en procesiones de Domingo de Ramos dignas no ya de una ciudad capital de un país, sino de un pueblo de otro siglo (plena Malasaña).




Y hablando de otro siglo: para mi cumpleaños, elegí almorzar con mis padres en plena Belle Epoque.





- "¿Qué te apetece, Pepe?"
- "¿Hmm...?".


 Y ahora te hablo a tí, Esther: mil gracias. Te vine a buscar a la ciudad para regresar después contigo, y me inundaste de regalos en ella.





Además, contigo pude gozar de la fotogenia y la disposición para comparecer en las fotos que mostraron gran parte de nuestros amigos comunes...







Aunque a otros tuve que sorprenderles por mi cuenta, saliendo de su casa, y demás...




Y el día 20 me esperaste en tu calle, para acudir a Barajas...




Y juntos tomamos un avión , dispuestos a disfrutar del sol de la isla blanca...

(CONTINUARÁ... SIN SOL).