miércoles, 21 de septiembre de 2011

TÓ EL PESCAO VENDÍO

Bien, pues este blog se despide con todo el cariño.

Ayer dejé la isla y me volví a Madrid.

 



 
Tó el pescao vendío.

(y es que mi situación profesional, o al menos económica, no mejoraba).

 

 



Y la soledad tampoco ayudaba un pelo, hombre.







 



 



Puede que eche de menos aquella encantadora casita ante cuya fachada pasaba tantas veces...

 






Alguna cala predilecta agradable...









O el agua clara de la mañana.






 Y aquella mas difusa del atadecer.


 

 

 
(porque del agua de la noche me llevo una picadura de no sé qué bicho, quizá alguna medusita despistada y trasnochadora).








Dejándome un mensaje en Braille.

Cordillera montañosa en mi muñeca.








O esa herida que me hice el otro día en la rodilla (también es puntería: justo en el mismo punto donde siempre tuve una señal de nacimiento).











(típico tropiezo entre las rocas...)








Ya va cicatrizando. Pero me quedaré sin dicha señal, o ya nunca será la de antes.

No quiero pensar en la simbología del asunto.

Sí, los viajes te cambian. Al menos en la piel.















En fin, que siempre podemos volver. Veníos una día y contemplaremos ese fulgor...






Ese mar plano como un plato...






...O bajo el embate del nadador.






Porque el mar es la cosa más viva que existe.







Y conviene contagiarse de esa viveza de vez en cuando. Dejarlo todo y tirarse.










(Uau, "Colinia Ibiza for Men").




MIL GRACIAS A TODOS LOS QUE ME HABÉIS TENIDO TANTA PACIENCIA Y LEÍDO, OPINADO, ANIMADO, CRITICADO, ALENTADO...


GRACIAS POR HABERME HECHO TANTA COMPAÑÍA DURANTE ESTOS SIETE CURIOSOS MESES.


(este blog también puede servir a quienes les interese visitar la isla, creo yo)


¡VOLVEREMOS!


¡Y NOS VEMOS EN MADRID! (O DONDE HAGA FALTA).
















sábado, 10 de septiembre de 2011

EL ÁRBOL DE LA VIDA

Ayer por la tarde pedaleaba por la preciosa costa de Santa Eulalia cuando, de repente, distinguí algo que no acaba de cuadrarme muy bien.







Y decidí acercarme...








Fue entonces cuando le ví.









(Invocación, con el tono solemne de un indio sioux):

"Ini mali ini wani wani ini mali..."










Al despertar de su letargo y verme, y hablarme -sin parar-, resulta que tenía acento catalán.







Se llamaba Víctor, y me dijo que suele acudir desde pequeño a ese punto ("bienvenido a mi casa"), y añadió comosi tal cosa que este era EL ÁRBOL DE LA VIDA, donde las corrientes de energía se manifiestan en toda su plenitud.




"Y a propósito, esta es mi compañera, Blanca Luna".

"Hola, ¿qué tal?... Paz, tío, paz".




Y prosiguió contándome con gran vehemencia, y la lógica propia de estas ocasiones, el origen de las corrientes marinas, o la razón de haber apilado todas esas piedras, y otros cien rollos esotéricos más


(y no solo no le importaba que le hiciese fotos... ¡es que él me pedía que se las hiciera!).



















Se despidió muy efusivamente, me deseó lo mejor, y esta mañana he vuelto, por curiosidad, a comprobar cómo seguía el árbol.









En definitiva: que ya tardaba en toparme con alguno de estos espíritus indepedientes (bondadosos piraos) que tanto abundan por esta isla.













Así que paz, tíos, paz...








¡Y que Manitú

-es un decir, pero se aceptan propuestas-,

os proteja!

miércoles, 7 de septiembre de 2011

GLUB GLUB!


Puede que ya vaya siendo hora de volver.

Cada vez tengo menos alumnos, muere la temporada veraniega, y me deprimo.







 Si no fuera por alguno de los amigos que he hecho aquí, y que me convidan a cenar a sus casas, no sé qué os contaría.







Pero esta isla es muy fácil de amar.

Y aquí se ama todo el mundo.



Muac!
Yupiiiii!!!!...
...Y al arrojarse al agua con tal ímpetu, su pareja produjo una bonita explosión nuclear...



Me introduzco cada día en el agua y, desde las rocas, donde he dejado mis cosas -conviene hacerlo siempre muy poco a poco-, esto lo que veo y hasta experimento...

Pequeño Splash!...






 Comienzo a ahogarme un poco. Y no, no quiero.

Veremos.


sábado, 3 de septiembre de 2011

HAY CLASES Y CLASES



Ya fuese en taxi...






...ya en el propio coche de la madre para quien trabajaba...







...he ido acudiendo durante diez días seguidos a un domicilio de lo más particular, donde me esperaban tres niños menores de diez años, para recibir clase.









Era como visitar a Charles Foster Kane en Xanadú.

"Bonita choza", pensé el primer día.








 Pronto me enteré de que eran los bisnietos de cierto dictador, que ocupó su cargo en España durante cuatro décadas ininterrumpidas, y cuyo nombre omitiré por discreción.













Aunque si he de ser Franco, su madre solo deseaba desprenderse de ellos para dormir la mona por las mañanas.


Yo no sé cómo me pasan estas cosas. Las clases incluían bañarse, o jugar al fútbol.








Aunque este fue el punto álgido de atención que logré despertar alguna vez en ellos:







Bien, pues yo me entretenía con el paisaje.




















No pegaban golpe -como es natural en agosto-, así que yo también me dedicaba a pintar, o a escuchar sus historias acerca de ir en yate, o qué sé yo.






Me traían algo de cabeza a veces, pero también fue algo surrealista y divertido.








Contacté con los miembros de otro planeta: disponían de tanto dinero que hasta los problemas  parecían desvanecerse con el mero chasquido de los dedos

 (ya que todo -como señalaba casi siempre la madre-, "ess... una gozada";

y la servidumbre, practicamente invisible).


Sí, definitivamente hay clases y clases.