viernes, 18 de marzo de 2011

CON LA IGLESIA HEMOS TOPADO

Lo primero, comprobar que había salido el sol...



Lo segundo, coger la bici, tomar el camino hacia San Carlos -algo hacia el noroeste-, y volver a retratar al célebre F.M. ("Florido Mamotreto") que te encuentras en una encrucijada.




Lo tercero, reparar en uno de esos típicos puestos de frutas y verduras que existen por doquier en la isla.



Lo cuarto, aproximarme a San Carlos no sin atravesar el mercado hippy de Las Dalias, donde todavía puedes descubrir el rastro de extranjeros extraviados en general desde los años setenta. Uno de ellos, supongo, ideó un establecimiento de artículos hindúes.




Lo quinto, apreciar que si sigo alguno de estos carteles, voy a herniarme, que ya he pedaleado bastante...




Lo sexto, admirar el exterior de la iglesia de San Carlos, edificio en que viene a consistir, básicamente, dicha localidad.




Los almendros ya están en flor...

Lo séptimo, introducirme en la propia iglesia...



...cuyo fantasmal monaguillo de madera pintada me sobresaltó nada más entrar (no le proporcioné ni un triste óbolo).







Lo octavo, comprobar que allí no había ni un alma...




...y que algunos motivos decorativos resultan, cuanto menos, algo crudos...




...o bien sorprendentemente chocantes:




Y a pesar de no rezar novena alguna, descubrí que lo noveno consistía en admirar esas pequeñas casitas ibicencas que alguien se ha dedicado a decorar.


El árbol de la izquierda se inclina hacia la izquierda; el árbol de la derecha, hacia la derecha


Lo décimo, que Stá Eulalia tiene plazas bonitas cuando luce el sol.




Lo undécimo, que las familias frecuentan la playa a poco que les dejen.






Autopromocionarse no es tan difícil...


...hasta que las olas acaban contigo...

Lo duodécimo, que convenía hacerse algo rico de cenar, a ser posible hindú, como los hippies del mercado de Las Dalias en verano.




 Cuidáos. Me hubiera gustado compartir ese plato. Os echo mucho de menos.

2 comentarios:

  1. mmmm que buena pinta la cena!!!
    Me ha encantado la foto de la casa con los árboles "discutidos", cada uno mirando hacia su lado...

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