martes, 17 de mayo de 2011

VERMÚS LLOSA

Santa Eulalia del Río ha estallado: aquí ya es agosto, los turistas alemanes e ingleses han ocupado cada centímetro cuadrado, y ya no hay vuelta de hoja.






Es el mágico momento del año en que las más gráciles féminas exponen sus cuerpos al sol, cada cual a su estilo...







O en que los políticos salen a pasear desde el ayuntamiento (víspera de elecciones, y todos flanqueando esa furgoneta que luce sus propias efigies; la verdad es que al natural, resultan aún más esperpénticos...).







Incluso han abierto la heladería de la esquina, legendaria en toda la región.






Capricho de chocolate y cookies, hmmmmmm...


Solo que yo este fin de semana lo que deseaba era volver a Madrid, por San Isidro.

Aprovecho para pedir disculpas a todo a aquel a quien no he llamado, pese a haber comentado que lo haría; pero ha sido una visita muy breve, muy casera, y encima el sábado ha llovido.






En Madrid no existe mar, idiota, el mar, pero a veces pienso que quién lo necesita. He corrido muchas veces en busca de la playa, a lo largo de mi vida, y ahora ocurría lo contrario...






Y por cierto que en Ibiza no puedo encontrarme casualmente con mi propia madre en un autobús (en el 75, es decir, bajando hacia Príncipe Pío).





En Madrid el mar se encuentra en el cielo.





Por si fuera poco, hay incluso bares donde puedes toparte con gente curiosa e interesante. Una Chica-Vermú ofrecía desinteresadamente su bebida favorita, además de cecina en forma de mariposa -Bar Los Pescaítos-, gozando de mucho predicamento por la zona de Chueca.



Chica-Vermúuuuu.... (DU BI DU BI DUUUUU).


Y en otro orden de cosas, ver a Mario Vargas Llosa descender de un taxi junto a su mujer, y a punto de acceder al edificio de Correos en Cibeles, resulta siempre curioso y agradable.





¡Qué porte luces, Mario!

-"Dígame, Fraile Tuck, ¿qué opina usted acerca del último Nobel?...".

- "¿HMMMM?".
 

Pero volvamos al vermú. Como bien saben algunos, casa a la perfección con una deliciosa tosta de ali oli con gamba,  en el Bar Cervantes...





De hecho la Chica-Vermú se detuvo a observar conmigo, reflexiva, uno de los iconos prototípicos de nuestras fiestas locales...






¡EL CHULAPO MADRILEÑO! ¡Esencia de mayo en Madrid!




 ¡Adalid del chotis! ¡Paisano que...

 que...

¿Pero qué está leyendo este hombre?...






¿Was mit dem Benzin...? ¿Pero qué clase de chulapo es este?...



El paseo que conduce desde Atocha hasta Embajadores, paralela a la antigua estación de Delicias, desemboca hacia la izquierda en una pequeña y encantadora colonia que dispone de puertas tan moradas como esta:






Ante la sorpresa de cualquiera, las inmediaciones de dicha estación abandonada han gozado de un lavado de cara de aúpa.

Uno de los paseos más sorprendentes de la ciudad. Quizá alguno de vosotros lo conocza, pero es para quedarse de piedra.






Allí un padre puede hacer equilibrios junto a su hija en los raíles...





("chucu chucu PIIIIII PIIIIIII...!).


Y allí los herrumbrosos vagones y locomotoras reposan como animales antediluvianos, en una especie de andén fantasma, del que uno apenas puede apartar la vista.











Gatos de tonalidades similares a las de dichos trenes abandonados dormitaban a sol y sombra.






Restos de antigua actividad, ahora en decadencia.






Pero si continuáis caminando hacia el sur, en el mismo paseo, comienzan los indicios de una ciudad extraída de una fantasía futurista, al mejor estilo "Aldous Huxley".





















No resulta ser más que el acceso al Observatorio del Planetario, que linda con el Parque Tierno Galván. Pero ni la Chica-Vermú ni yo lo sabíamos de antemano...






Dime, Chica-Vermú, ¿te apetece tomar un...?



"Chiiii...".




- "!Acción!..."

 - "En mi humilde opinión, el vermú es una bebida reconstituyente que...".


Y solo en Lavapiés puedes encontrarte a una risueña joven manteniendo el equilibrio como puede.






Y aguardando a su amor con emoción...

Hasta que este acude a su encuentro...










....Claro que las relaciones, a veces, no son tan fáciles...








En fin, y otras veces no hay quien se aburra...



("...se coge la cabeza de la Chica-Vermú, y se la desenrosca con cuidado...").





Ya en Ibiza, me dejé invitar a comer por mi tía...







Vara del Rey, centro mismo de Eivissa.



Pero esta no es mi tía.



Y a lo mejor tu tía te entrega una foto -que no conocías- de tu propia madre (la de más arriba, en el autobús).






 Cómo es la vida.

MUAC!

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