¡Aargh, qué sol es este, que deslumbra mi visión!...
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Y es que por fin ha vuelto un sol de justicia, de hecho Santa Eulalia se asemeja hoy a esa localidad veraniega que siempre había conocido, repleta de veraneantes alemanes e ingleses.
Apuntar, por otro lado, que este fin de semana me socialicé un poco: volví a comer en casa de mi tía de Eivissa, y luego me repantingué en su sofá, donde fuí quedándome dormido...
...y donde acabé soñando con esta isla pero en su época más medieval; con personajes y objetos hace mucho tiempo desaparecidos.
(aunque un momento.... ¿qué hace esta tipa manejando un teléfono móvil en plena Edad Media?...).
La Feria Medieval de Dalt Vila no es ningún sueño, y ciertamente podía representar una pesadilla encontrar a Fernando -el único conocido que tengo en la ciudad, y con quien me había citado al atardecer de ayer sábado-, entre las ingentes multitudes.
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Un centenar de puestos y pasacalles iban ascendiendo de tramo en tramo hasta la catedral misma.
Sin duda debo haber visto muy pocos mercados medievales, y además muy cutres en el transcurso de mi vida, porque este sin duda me pareció impresionante (y tan solo se celebra una vez al año).
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Los productos expuestos iban mucho más allá de los que yo había visto nunca; ya en Madrid, ya en cualquier otra parte.
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Bueno, estos los encuentras con más asiduidad |
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Bien, todo depende en realidad de la perspectiva adecuada... |
Y al fin encontré al mencionado Fernando, junto a sus dos hijos, justo antes de que nos cayera encima una breve tormenta.
Qué impagable es esa sensación de frescor posterior a la lluvia.
Las calles de Dalt Vila son fáciles de amar, pero aquellas que quedaban vacías, paralelas a las ocupadas por las multitudes, poseían una cualidad dulce; como cuando estás en primavera, pero ya se adivina el verano.
Pero lo mejor vino al ser recibido en casa de Vicent y Sonia, encantadores amigos de Fernando, quienes tenían preparada una fuente de mojitos, amén de una excelente conversación.
(Vicente es ex-camarero, y se nota).
Nunca había visitado el interior de una afortunada casa en pleno Dalt Vila, y me pareció casi tan deliciosa como la simpatía de los propios anfitriones (¿verdad, Rocío?).
Sí: necesitaba un día así, en compañía de gente de mi edad. Rondando una edad media entre los 30 y los 40 y pico años. Buena charla, etc.
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Balcón |
Tras despedirnos, descubrí parte de la muralla luminada en tonos morados... (lo juro, Esther).
...Y al regresar a Santa Eulalia, la bahía amenizada por un castillo de fuegos artificiales, sobre el mar, idiota, el mar.
Así que este sábado ha sido encantador, aunque la lucha por la supervivencia ha de continuar mañana, como siempre.
¡Cuidáos muuuuuuuuuuuuuuuucho! MUAC!!
Te recomiendo visitar Teruel en sus fiestas de "medievales": no solo hay atracciones, mercado y decoración medieval... sino que la inmensa mayoría de los lugareños y gran parte de los invitados y asistentes visten con ropajes y harapos como los de la época.
ResponderEliminarE impresiona estar rodeado por miles de personas, todos de la Edad Media y de edades de lo mas dispares.
Sobre el tema de Eivissa: NUNCA olvides que fue, es y será una "Isla Pirata".