lunes, 6 de junio de 2011

GATONÍRICO


Ayer tuve un sueño muy particular. Me hallaba paseando en bici por las inmediaciones de Santa Eulalia cuando me pareció apreciar un murmullo en voz baja:

"Chhhsssst...".


 



Cuando quise darme cuenta, una de las estatuas de piedra, el león de un jardín próximo, se había transformado en gato.

"¿Qué pasa contigo, tío?", me dijo.




"Estoy repartiendo CV en hoteles de la zona, aunque de momento no me llama nadie", le dije.

"Creo que yo puedo ayudarte. Sígueme...", dijo el gato.




(el caso es desde el principio de aquel sueño ya me había parecido estar recibiendo señales extrañas:

los objetos cobraban vida, por jemplo las camionetas amenazaban con morderme...




...y las calzadas húmedas por la lluvia se convertían en epidermis de elefante...").





El caso es que el gato me llevó al mar, y me aconsejó que me lo tomara con calma.

Seguí su consejo, y en primer lugar me acerqué nadado a una de las boyas de la costa.

 




 
Echaba la vista atrás cada dos brazadas, no me fueran a robar la bici. Pero todos los ingleses de la zona se mantenían ocupados y beodos viendo el partido de la selección inglesa de fútbol.






 

Aunque esta vez no me propuse llegar hasta ella y así poderla tocar con la mano, como el día anterior.

Digamos que existen otras opciones...



"Toc...".




Lo más sorprendente del sueño ocurrió cuando ya me despedía de esas boyas, y me disponía a dar la siguiente brazada cuando, un segundo más tarde...




...aparecí por ensalmo...




...en otra cala.






...En la que asimismo debía vigilar mi bicicleta desde el agua, pero... ¿cómo había llegado hasta allí?...





No lo recordaba.





 
Con la lógica del sueño, miré a mi alrededor.

 A izquierda...





Derecha...


Arriba...



Abajo...


Y al fin distinguí otra boya a lo lejos.



una boya distinta esta vez...






En la que se leía "Ay".






Solo al alcanzarla al fin, distinguí el barco.






Se hallaba detenido, y no tenía nombre.





Me acerqué nadando para subir a él...






Pero pronto inició su retirada...







"Gato", exclamé, "qué sueño tan bonito, ¡pero yo lo que quiero es coger ese barco!..."

"Ay, no me adules así, que soy muy vergonzoso", me dijo.






Y añadió: "Pero tu ten paciencia... Y ya verás".



La tendré. Cuidáos mucho!

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