Ok, mientras aprendo a utilizar este blog -y a colocar las fotos y el texto donde realmente quiero, etc-, , comentar que hoy a la hora de comer me he acercado con mi bici a Es Canar, a una media hora de paseo tranquilo de Santa Eulalia (noroeste de la isla), donde resido desde hace 17 días, y lugar abarrotado en verano, solo que tan desolador ahora. Pero dicho en un buen, buenísimo sentido. Recuerdo haber permanecido, en el mes de Julio de hace ya unos cuantos años, atascado en un embotellamiento de coches por esta zona, dado que uno sus atractivos consiste en un Mercado Hippie, hoy inexistente. Porque esto es una ciudad fantasma, amigos. Pero la costa es siempre la costa, y esta permanece inalterable a las modas, o al tiempo mismo, y así he podido internarme indiscriminadamente en urbanizaciones inefables que parecían extraídas de algún episodio de "Los Picapiedra". O acercarme a la deliciosa Cala Martina. Aunque era en Cala Pada en donde pretendía detenerme, de hecho lo hago cada fin de semana, y sentarme en su terraza -donde todo el mundo es de origen alemán-, y degustar un vinito. Soplaba el viento, y el cielo estaba encapotado, pero era un lugar decididamente muy agradable. Aunque mañana toca descansar después de haber visto los Oscars -se pueden ver en Internet, al parecer-, y sobre todo, buscar TRABAJO. Que todo esto está muy bien, pero menos samba y más trabajar...
¡Salud a quien me lea!
A pesar de ser un pesado y de haberse quejado, del sol, del ruido, de la señora que le vende el pan, Ciorán parece apreciar por fin, justo antes de dejarla, la isla de Ibiza:
ResponderEliminar24 de agosto. Talamanca. Ir una última vez a contemplar el molino al atardecer. Nadie en los alrededores. Silencio. El cielo y el mar. Ibiza
enfrente. He murmurado en voz baja algunas lamentaciones húngaras que parecen armonizar con todos los paisajes.
Vivir lejos del Mediterráneo es un error. ¿Cómo he podido durante tanto tiempo sacrificarme al prejuicio del norte?
Tu blog será (ya es) muy diferente a sus Cuadernos de Talamanca. Y es que no está mal como lugar de retiro y reflexión, qué fotos, nada que ver con mi gélido Maine!).
Disfruta,
Esther